sexta-feira, 16 de julho de 2010

Clara Luna




Flores y espinos

Clara nació en una república muy dictadora, dónde las mujeres no habían los derechos humanos de expresar sus deseos y ni tampoco sus sexualidades. Quizás sus pensamientos artísticos del siglo XXI. En realidad, nosotros quedábamos en una época en que los docentes cargos de profesores universitarios ya no valían tanto cuanto otrora. Lo que importaba para la chica, niña de casi 15 años era entender el porqué de las cosas y  los problemas que vivía ya hacía algún tiempo.
Buscaba en su literatura, la que su padre le había dejado en su estante naranja, algunos libros que podrían ayudarla. Peor, es que nada la dejaba feliz. Hasta el día en que su padre de repente tuvo un disturbio nervoso y sacó de su mano una hoja de papel. ¿Pero que había en esta hoja de papel? La hermana parecía muy interesada, que en uno suri lampo ya estaba toda concentrada con la uñas pintadas de rojos y a la espera de una carta de algún amor que tuviera olvidado, le ha preguntado:
-Padrecito, ¿porque me has olvidado tanto? ¿No sabes que te quiero como mi padrino e amante querido de mi madre? Nunca haría nada que fuera por nuestro malo. Sé que no entiendo mucho de las cosas de dinero ni tampoco quiero tener apego a mis cosas materiales, son como objetos de mi vida que pasan como el tiempo, como es cuando duermo, el tiempo pasa.
 Es posible que me comprendas. Yo sé que si la imagen que guardo de ti, es esa persona en que la materia es algo muy relativo donde vivimos para aprender a convivir unos con los otros, y si hay alguna cosa que yo puedo te decir, es que dios existe de muchas maneras pues, la naturaleza es una de las presencias preciosas de Dios.
Algunas veces vengo visitarte, en mi universo intergaláctico, pero mi madre es una loca y no le gusta que le hable de esas cosas...

¿Acreditas realmente que es necesario ese sabor amargo en mi boca cuando pienso en espinos y flores? Yo creo que no, solo sé que hace tu mujer tusar y fumar como una loca! E algunos vecinos bocinar durante que la lluvia se derrama lentamente sobre los escenarios por la calle.

La inspiración ya se quedaba suelta en el mundo. Por acá ya se quedaba mucha inspiración, inspirada pela lucha de che que no era más lo Che Guevara, era un chico, un  hombre que me había aparecido como un fantasma durante la dictadura en mis sueños tranquilos en mi cela de ausencia…

Rebecca S. Espínola.